miércoles, 13 de julio de 2011

19

No existen diferencias entre hacer algo y no hacer nada. El tiempo pasa de la misma manera, los que nos rodean siguen si percibir ese cambio insensible que aumenta el numero de colores de tu paleta. Sin embargo son esos matices los que hacen diferente la experiencia de la existencia.
Hoy escribo desde un septimo cielo, desde aqui puedo ver tanto como hubiera querido ver hace mucho, mucho tiempo. Había olvidado que eramos felices, lo había olvidado. No se por qué algo tan importante había huído de mi memoria, no tiene sentido y tampoco hace falta que lo tenga ya.
He convertido estas sonrisas que hoy me cobijan, me protegen y me guían en un estado base; tanto es así que ahora puedo asumir riesgos que quizá supongan tropiezos pero no dejarán de ser lecciones que me alejan de ese mediocre aprendizaje pasivo con el que había venido predicando tiempo atrás.
He tratado de viajar hacia un lugar que no hará que anbandone este ánimo nómada hacia lares diferentes, que quizá no sean mejores pero nunca me proporcionarán las mismas sensaciones. Transeúnte en un emplazamiento poco estático, intento entender que es eso que convierte los recuerdos en anécdotas, las historias en leyendas... De cualquier modo, el solo viaje, siendo el alcance de mi comprensión incapaz por el momento de dirimir si es fin, medio o ambos, satisface las expectativas que creo a medida que me embarco en él.
Este esta siendo un cuento, con el que a pesar de no convencer a todo el mundo, puedo inocular curiosidad en los que me acompañan a ratos si a ratos no; una curiosidad no contenible por el escepticismo, vehiculizada por una magia que se autosintetiza como producto primario de este estado de ánimo.
Es insultantemente obvio que algo así  esta al alcance de todos durante toda nuestra vida, nuestra naturaleza es proclive a recibir el regalo de ser quiénes y cómo queremos ser. El espacio para la reflexión necesaria no es sino esa ventana que nos permite ver aquello por lo que podemos optar.
La libertad es algo tan concreto y tangible, que su valor abstracto desdice y nos distrae de lo realmente importante: nosotros, los que estamos sujetos a dicha libertad.