martes, 16 de noviembre de 2010

13

Cientos de conversaciones estuvieron llenas de cosas que jamás nos dijimos aunque lo gritábamos en nuestras cabezas, cosas que nos habrían herido de muerte en caso de haberlas pronunciado, cosas que nos han herido al escucharlas una y otra vez dentro de nosotros. Todo eso que al final, llenó nuestros recipientes colmados hasta convertir cada situación en insostenible...
De cualquier modo es ese poso indeleble que queda cuando nos separamos lo que motiva el continuo viaje a recuerdos con un cariz que ciertamente poco tiene que ver con lo que fue la realidad. Supongo que es un mecanismo de defensa que nos aproxima a ese remanso de paz en nuestra memoria, ese lugar en el que nos gustar estar cuando huimos de lo que es real. Creo que lo que es real no tiene verdadera importancia. Si nuestra mente estima oportuno crear realidades alternativas a esta, que de ninguna manera sería aquella que eligiéramos, quiénes somos nosotros para no optar por ellas.
Seguramente no se trate de sensaciones con respecto a tiempos pasados...se trata de decidir quién es dueño y responsable de esas sensaciones, se trata de la elección. Disfruto pensando que eligiendo las cosas que no son reales en esta realidad, sino en mi mente, alcanzo algo más que positivo que puedo transmitir haciendo que las personas de mi alrededor sonrían, y creando ese circulo virtuoso que ansían cualquier optimista.
Cuestiones existenciales, diferentes realidades aderezadas con esa pizca de  libertad de opción que ilusoriamente remata este cuadro pintado al margen de un mundo tangible que sólo nos deja ver límites y fronteras. No elegimos ser quiénes somos, y creemos no poder elegir dónde o cómo somos.
No queremos ver, no queremos darnos cuenta de nada porque es demasiado, demasiado para todos nosotros, demasiado para abandonar el flujo de falsas decisiones que conducen nuestra vida hacia etapas que no siempre nos gusta vivir. Me fascina la idea de tener realmente el poder, no solo hablar de él como algo inalcanzable. Tomar conciencia de que es posible no sentir lo que no se quiere sentir, tener en mente que cada uno de los momentos de esta existencia no le pertenecen a nadie sino a uno mismo.
Quien lea, quizá caiga en el error de pensar que eso podría desnaturalizar la esencia de ciertas relaciones como el amor, o la amistad. No hemos llegado a preguntarnos por qué amamos o por qué queremos a nuestros amigos. Es posible que ese sea el comienzo de todo, saber por qué ciertas situaciones, o personas nos llevan a sentir de una manera determinada. Seguramente a preguntas de ese calibre responderíamos de forma absurda, o con una sucesión de respuestas lógicas ad infinitum lo que por razones obvias sería absurdo.
Probablemente esa sea en si la respuesta, que todo es un absurdo contenido por términos no definidos por nadie. Pero si pensáramos que es realmente así,habría alguna forma de entenderlo y no tendríamos que recurrir a constructos absurdos de términos definidos por nuestra mente.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

12

Hoy es un día como otro cualquiera, un día de esos en los que recuerdas que la realidad no es más que un constructo humano con un nombre muy atractivo. Durante el tiempo en el que dejé de escribir he experimentado sensaciones nuevas y he sufrido una escisión interior que aún sigo intentando comprender. Durante semanas, y esto es algo que llega hasta el momento actual, he sido yo fuera de mi. He tenido la oportunidad de descubrir un abanico de comportamientos y reacciones que bien podrían ser los de otra persona a la que con seguridad nunca llegaría a entender.
Ha sido la alternancia de poder la que me ha desconcertado, y no saber donde residía dicho poder al final lo que sigue manteniéndome en jaque. Vivo de perspectivas halagüeñas por segundos y el pesimismo más exacerbado me ataca en los venideros. Repito muy a menudo: "no lo se, no lo entiendo, no se el por qué". Mantengo un velo ante mi que retiro y vuelvo a permitir que impida mi visión más allá de dentro de cinco minutos. Por momentos ese alter ego que construi no supo quien era, por momentos ni siquiera he conseguido concentrarme en decidir que hacer con ese alter ego.
No he conseguido detener ese movimiento incesante, no he conseguido encontrar ese instante de estabilidad en el que crei encontrarme. Hoy más que nunca he dejado de saber que pasa a mi alrededor, y todos esos pensamientos no cimentados, ese análisis frío y matemático ha implotado aplastando a todos los que estuvieran a su alrededor incluido yo mismo.
Me he desmoronado y así como el cervatillo que recién nacido emprende su andadura me he caído y levantado millones de veces intentando que los débiles y torpes pasos se convirtieran en un camino firme, pero aún no he tenido éxito. Esa parte de mi que no está en mi y a la que le costará regresar aplaude el esfuerzo por avanzar, esa otra parte de mi que me lastra pero de la que no me quiero desprender me lleva por un camino que aunque incierto pudiera ser prometedor.
Les he prometido a muchos "yo" una lista tan larga de cosas que no se realmente ante quién tendré que rendir cuentas a la hora de exponer ese número de fracasos tendente a infinito, y a pesar de que también he de contar triunfos en esa lista están naturalmente ensombrecidos...
Es este cólera encarcelado, esta energía mal conducida la que me enfurecería si tuviera fuerzas para hacerlo, pero me asusta esa parte de mi, me asusta perder el control (en cualquiera de sus dimensiones) me asustan las consecuencias de los actos de ese alguien que no se si se parece a mi.
Se que hay algo bueno detrás de todo esto, se que tengo que estar ahí porque jugaré un papel fundamental en esta historia que se escriba a golpe sonrisas y llantos desconsolados...se que de no estar aqui no podría aprovechar ese margen estadístico reservado para los cuentos de hadas y se que los cuentos son para niños y que la vida real, y digo con todas sus consecuencias real, no siempre tiene hueco para los finales felices.
Creo en todo lo que es necesario creer para que algo salga bien, lo creo de verdad, necesito creerlo.