miércoles, 21 de marzo de 2012

26

Solo a veces, mirar y no ver nada reconforta. Es como cuando buscas algo pero en realidad esperas no encontrarlo, y la paradoja anestesia el momento. Hoy no existen los problemas, pero aún así creo significados que no estoy preparado para asimilar. Es mi forma de no conformarme, es mi forma de llamar la atención de esa persona que quiero ser. Me abruma el tiempo pasado, me ha costado convencerme a mi mismo de que esta es la dirección que yo elegí, y no la que decidí elegir. Es complicado, no lo entiendo del todo; pero estoy seguro de que ocurre algo, y que en algún momento lo voy a comprender. Ese momento no será el momento en el que las cosas hayan cambiado, será el momento en el que yo haya paladeado el haber experimentado la diferencia.
Por naturaleza, nos gusta combatir cuando todo es dulce. Luchamos tanto para conseguir algo que ni siquiera sabemos por qué deseamos. No sabemos que hay a ese otro lado. Pero remamos en ese sentido, no preguntamos a nadie si realmente será eso que anhelamos, y de todas formas, seguimos adelante.
Iré mas lejos, pensé, llegaré donde el camino no me supo llevar en todos mis anteriores intentos. El margen de error ahora es tan natural, que no se me pasa por la cabeza considerarlo algo negativo. El fracaso está presente a cada paso, y cada paso se desdibuja para ofrecer gotas de éxito que no calman la sed, y que suscitan tantas y tantas preguntas.
No se qué quiere decir, no lo entiendo, no me preocupa. Esas gotas no me sacian, pero evitan que muera de sed. Esas gotas son manantiales de eterno interrogante que no se han de negativizar.
Al silencio, que le siga una carcajada, o al menos una sonrisa, un atisbo de eso incontrolable que presumo, es lo que llevaba buscando desde hace ya ni se cuánto tiempo.
Raíz de algo no contenible, ahora nada más tiene cabida, nada más ocurre, ni tendrá sentido. Me gusta pensar en la curiosidad inherente al estado de gracia que disfruto, el no saber qué, cuándo o cómo, ni hasta cuándo. Me gusta pensar en la certidumbre de los momentos que habito, la placidez del frágil equilibrio que ahora es aire que respirar.
Que fácil es enseñar esa mueca, la que dice que me ha embriagado todo lo que tenía que llegar, y aún no se si merezco.
Es complejo, y sencillo, toda una contradicción. Es suave y fuerte, tenaz y lábil, como hecho de un material inexistente tan ligero y opaco al mismo tiempo. No se cómo es realmente, redundar en los por qué, no le añade matices que quiera apreciar.
Es. Es suficiente y sin embargo quiero más y lo quiero por más tiempo. Un reloj no es bastante. Es tierno y desgarrador, y duele. Duele tanto como puedes soportar, ni más ni menos. No es doloroso, es sanador, es sentir la justa medida, con más talla. Lo es todo. Me encanta que sea.
Siento algo que no sabía que sería capaz de sentir. Siento algo que no puedo describir,siento algo ahora, aqui, contigo.
Gracias por este instante.