miércoles, 23 de junio de 2010

9

Es en este preciso instante en el que finjo entender los trazos sobre el papel, que no acaban de brotar para crecer y ser algo más...Millones de ojos miraban anoche hacia ese escenario que había costado forjar tanto tiempo...el tímido revoloteo de las imsomnes aves se convertía en el único marco de aquel momento. Todo estaba preparado para compartir confidencias con una extraña, así pues, como si nos conociéramos desde siempre comenzamos a intercambiar todas esas historias de las que nos habíamos privado durante años. Y como inocentes niños nos mantuvimos atentos mientras el otro hablaba, seguramente algo aturdidos al darnos cuenta de lo que estaba pasando...
No te conozco, y tampoco entonces te conocía, creo que tengo un duro trabajo por delante. Deberé esforzarme en averiguar cómo eras antes, porque no conozco ninguna otra manera de llegar a saber quién eres ahora. No te conozco, pero esta extraña familiaridad ha sido suficiente para ponerme en pie y caminar. Seguramente cuando crea conocerte, estaré lejos de hacerlo, será entonces tiempo de pensar dónde me encuentro.
Primeros pasos, seguramente en dirección prohibida y por una carretera cortada, supongo que eso es lo que lo hace tan interesante. Imagino, o más bien, quiero imaginar que esas despedidas conservan para los dos un intenso aroma a un verdadero "hasta luego", a uno de esos que cierran un capítulo más, de un relato que todavía no hemos escrito y que ni siquiera sabemos donde conduce. Pero ya conocemos la existencia de dicho relato, y por terrorífico que sea, nos gustan las cubiertas de ese libro. Me atrevo a decir, prolongando esta metáfora librística tanto que pudiera transformarse en un sinsentido, que también nos agrada la letra de las primeras páginas. Por esa y otras tantas razones, que pudieran ser una única, el pánico pudiera apoderarse al menos de mi.
Resulta verdaderamente difícil seguir manteniéndome como ese bloque de hielo, que pretendo o creo querer ser, cuando al descuidar los flancos soy increpado por el pasado. Desde luego nunca me creí invencible o imperturbable pero lo cierto es que al pasar las hojas del calendario olvidas que siempre hay una puerta por la que indudablemente puede entrar alguien.
No olvidaré fácilmente ese juego de miradas esquivas al que nos gustó jugar, tan emocionante como si no te conociera, en realidad, como si nunca hubiera conocido a nadie. Ha sido o fue, entrañable...curiosamente, también hubo tiempo para un intercambio de dulces y apacibles silencios. Hacía tiempo que los silencios no se aparecían en mi día a día como algo confortable. He de reconocerlo, los silencios no fueron tales, tenía tantas cosas dando vueltas en la cabeza acerca de esa situación que apenas podía escuchar el viento meciendo las copas de los árboles.
Entre tanto, puedo oir tu voz diciendo muchas cosas pero me paralizo al escuchar "...tengo miedo.". Yo también lo he tenido, aunque no lo tengo por mi, o al menos al principio así era. Ahora es díficil no tenerlo, ahora es dificil creer en algo con certeza... ¿Ha cambiado todo? ¿Está cambiando ahora mismo?
Fue entonces cuando nos tocamos, y preocupado por no haber sentido nada fuera de lo común, me sobrevino un escalofrío...nuestras manos, ellas, hicieron de un segundo lo que debiera haber sido un siglo años atrás.
Como siempre, nadie ha de leer esto, aún así deseo que lo leáis todos, incluida tú.
Son solo letras, en este caso ceros y unos que codifican líneas en el monitor,al fin y al cabo solo letras...




martes, 8 de junio de 2010

8

Sin pena ni gloria...¿Qué significa cuando ya ni siquiera puedes estar seguro de ti? ¿Qué pueden querer decir tantos instantes de diálogo contigo mismo? No se dónde voy, un día miro al cielo y al día siguiente tan solo puedo recordar la imagen de mis pies corriendo para regresar a casa. Se que no es el hecho de no tener rumbo lo que me preocupa, lo que me perturba es pensar que hay un rumbo y todavía no me he dado cuenta.
Ayer debí sentirme triste, pero no sentí nada. Se que nadie se sentía bien, en cambio yo no me sentía mal. Mi entorno se había nublado, no ha salido el sol pero me ha dado igual. Mi vida ha dado pasos mientras que el tiempo se detenía a mi alrededor. ¿Por qué esta ausencia? Hay muchas cosas que no logro entender, pero es frustrante no poder comprender lo que pasa dentro tu cabeza. He pasado por aquel lugar y no me dice nada. Tengo imágenes en la cabeza y teóricamente debieran quitarme el sueño, sin embargo no es así. No es que sonría, pero, los motivos por los que no lo hago nada tienen que ver con lo que ha sucedido. A veces me gustaría que algo le diera una patada a esta obligada serenidad de la que soy preso, no es que quiera sufrir, aunque si soy sincero tampoco estoy seguro de que no quiera percibir esa sensación al menos por un momento. Sería gratificante darte cuenta de que lo que has fabricado es un artificio, algo que tarde o temprano se caerá por su propio peso.
No soy insensible, tampoco soy especialmente sensible...realmente no se exactamente qué o cómo soy. Aunque hay algo que si se, se que empecé a huir de esas sensaciones negativas que con el paso del tiempo he aprendido a driblar, y que ahora todo es tan ajeno a mi que es relativamente fácil hablar de cualquier episodio por lúgubre o sórdido que sea, tan fácil como abrir los ojos en una de esas noches insomnes y mirar a cualquier rincón e imaginar que algo desdibuja la oscuridad y la aparente calma.
Al fin y al cabo el tema central es la libertad para elegir. Decidir como sentirse constituye un claro ejemplo de ello. Surgen problemas cuando los criterios de elección se diluyen al verte arrastrado por alguna situación que te sobrepasa. Supongo que conocer las reglas del juego, es suficiente para decidir con una libertad circunscrita a los límites del sistema, lo que parece ir absolutamente en contra de la idea preconcebida de libertad. Conocer para elegir, algo obvio que podría no serlo tanto. Esto suscita infinidad de preguntas, aunque desde mi punto de vista solo es una forma de decir que de algún modo se puede ser responsable de lo que pasa dentro de nosotros.
Afortunadamente las palabras son solo líneas sobre un fondo, son algo tan insustancial que les restaría valor intentar comprenderlas..

miércoles, 2 de junio de 2010

7

Salgo despacio, casi casi mirando de soslayo, esperando oir esas palabras que no me he atrevido a reclamar. Me he ido, nunca dijeron esas palabras. Ahora miro atrás y pienso que quizá hubiera sido suficiente con haber pronunciado las mías, solo para intercambiarlas. Este es el retrato de como ocurren las cosas, de como les regalamos nuestras oportunidades a otros que ni siquiera conoceremos. Después viene lo que más nos gusta, volver la cabeza. Ya he visto pasar muchos trenes, casi me he acostumbrado pero eso no lo hace ni mucho menos más fácil. Cualquiera de nosotros viviendo el ahora quisiera regresar al ayer para decirse a sí mismo que estuviera atento y agarrara la vida tal y como pudo ser antes.
Como la de todos supongo, mi experiencia vital tiene algún que otro "podría haber sido"...Es una cuestión de expectativas, desde mi punto de vista, y es que normalmente solemos fijarlas en personas o en cosas que no dependen de nosotros. Es frustrante reconocer que no son las pérdidas las que te hacen hacer acopio de sensaciones negativas sino, ver que has construido algo sin una base. Has conseguido ilusionarte como si hubieras vuelto a ser un niño, pero ese niño te ha fallado, se ha equivocado...TÚ te has equivocado.
En realidad existen dos maneras de enfrentarse a esta puta existencia...por un lado ver que hay muchos posibles entre los cuales algunos son maravillosos, por otro lado no esperar que ocurra nada, fingiendo sorprenderte cuando en la mayoría de los casos eso es lo que ocurre, nada.
Pensar que nada ocurrirá como quisieras pensar que ocurriera no es algo positivo en si mismo, parece un paraguas antifrustración, aunque muchas veces es inútil. Yo me equivocado, he deseaado que alguien fuera quien yo quería, he tratado de hacerme entender que lo lógico es que tarde o temprano recibiría eso que ansiaba,he intentado,al darme cuenta de mi error, darle un enfoque diferente a mis exigencias, sin embargo no han dejado de decepcionarme(ya que en algún momento yo también le he concedido ese poder a alguien). El problema es que cuando te decepcionas a ti mismo tantas veces es como si las cosas que no llegan de los que están ante tí solo fueran una parte de eso que tu no te has dado.
Suelo decidir no intentar que la gente me guste, prefiero dejar que la gente que quiere gustarme lo consiga sin mi ayuda, ya que con ella seguramente acabaría en desastre.
Prefiero no mirar más allá del horizonte, y no quiero que nadie me cuente que hay en ese lugar. Con certeza, caminando veré qué hay más lejos de donde la gente se une al cielo. Esta ha sido otra artimañana más intentando sobrevivir en esta selva, en cambio, con lo negativo que parece puede que sea una de las pocas formas de vivir en paz contigo y con el resto de humanos.
Creo que si pienso en todas esas veces que la gente me ha sorprendido negativamente, automáticamente puedo pensar en alguna otra ocasión en la cual alguna persona me ha sorprendido para bien. Ahora me apetece volar. He conseguido permanecer sobre el agua, he conseguido no hundirme, he conseguido sonreir con franqueza mientras otros recogían mi testigo y hacían lo que algunos supusieron que haría yo, sin embargo, nunca estuve allí para hacerlo, a pesar ello todo fluye.