miércoles, 3 de noviembre de 2010

12

Hoy es un día como otro cualquiera, un día de esos en los que recuerdas que la realidad no es más que un constructo humano con un nombre muy atractivo. Durante el tiempo en el que dejé de escribir he experimentado sensaciones nuevas y he sufrido una escisión interior que aún sigo intentando comprender. Durante semanas, y esto es algo que llega hasta el momento actual, he sido yo fuera de mi. He tenido la oportunidad de descubrir un abanico de comportamientos y reacciones que bien podrían ser los de otra persona a la que con seguridad nunca llegaría a entender.
Ha sido la alternancia de poder la que me ha desconcertado, y no saber donde residía dicho poder al final lo que sigue manteniéndome en jaque. Vivo de perspectivas halagüeñas por segundos y el pesimismo más exacerbado me ataca en los venideros. Repito muy a menudo: "no lo se, no lo entiendo, no se el por qué". Mantengo un velo ante mi que retiro y vuelvo a permitir que impida mi visión más allá de dentro de cinco minutos. Por momentos ese alter ego que construi no supo quien era, por momentos ni siquiera he conseguido concentrarme en decidir que hacer con ese alter ego.
No he conseguido detener ese movimiento incesante, no he conseguido encontrar ese instante de estabilidad en el que crei encontrarme. Hoy más que nunca he dejado de saber que pasa a mi alrededor, y todos esos pensamientos no cimentados, ese análisis frío y matemático ha implotado aplastando a todos los que estuvieran a su alrededor incluido yo mismo.
Me he desmoronado y así como el cervatillo que recién nacido emprende su andadura me he caído y levantado millones de veces intentando que los débiles y torpes pasos se convirtieran en un camino firme, pero aún no he tenido éxito. Esa parte de mi que no está en mi y a la que le costará regresar aplaude el esfuerzo por avanzar, esa otra parte de mi que me lastra pero de la que no me quiero desprender me lleva por un camino que aunque incierto pudiera ser prometedor.
Les he prometido a muchos "yo" una lista tan larga de cosas que no se realmente ante quién tendré que rendir cuentas a la hora de exponer ese número de fracasos tendente a infinito, y a pesar de que también he de contar triunfos en esa lista están naturalmente ensombrecidos...
Es este cólera encarcelado, esta energía mal conducida la que me enfurecería si tuviera fuerzas para hacerlo, pero me asusta esa parte de mi, me asusta perder el control (en cualquiera de sus dimensiones) me asustan las consecuencias de los actos de ese alguien que no se si se parece a mi.
Se que hay algo bueno detrás de todo esto, se que tengo que estar ahí porque jugaré un papel fundamental en esta historia que se escriba a golpe sonrisas y llantos desconsolados...se que de no estar aqui no podría aprovechar ese margen estadístico reservado para los cuentos de hadas y se que los cuentos son para niños y que la vida real, y digo con todas sus consecuencias real, no siempre tiene hueco para los finales felices.
Creo en todo lo que es necesario creer para que algo salga bien, lo creo de verdad, necesito creerlo.

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