viernes, 20 de mayo de 2011

18

He ahí la curva en esa trayectoria rectilínea de la que somos súbditos, o de la que deseamos ese cobijo que solo puede ofrecernos un suceso inevitable, pero que dada su naturaleza balancea nuestro equilibrio para desestabilizarnos. He ahi, el algoritmo de ocurrencias que da lugar a algo previo a su cálculo. He ahí como guardamos la imprevisibilidad humana en un trastero a la hora de creer elegir hacia dónde ir.
Cómo de alguna manera podemos tomar decisiones en direcciones tan distintas en tan poco tiempo, cuando en condiciones normales nos resguardamos en el escondrijo de la reflexión...Puede que solo sea parte de esa ecuación resuelta, y solo sea la consecuencia natural del libre albedrío con el que nos damos un baño de vez en cuando. Puede que solo sea un suceso aislado, pero no puede que tenga significado, realmente lo tiene, es un hecho.
Afortunadamente no conozco el significado de muchas de las cosas que nos ocurren, y afortunadamente las respectivas búsquedas son tanto más divertidas cuanto más reconozco lo futil de las mismas. Si bien es verdad que toda búsqueda no solo tiene el objetivo de encontrar algo sino de aprender cuanto más mejor hasta que consigamos encontrarlo o desistir de dicha empresa.
Este es un momento para sonreir.
El hecho de no saber qué pasa, pero encontrarte arrastrado por la corriente en la misma dirección de los sucesos produce una extraña sensación que sazona el sosiego con una leve incertidumbre. Miro a mi alrededor, y a pesar de tomarme un tiempo no consigo ver esas sombras que en otro tiempo persiguieronme. Deben de estar extenuadas, y frustradas al no conseguir eso que constituye su propósito de existencia.
La intensidad de algunos de los instantes que tengo la oportunidad de cabalgar al ritmo del tiempo es creciente y sin embargo, no estoy temeroso por caer puesto que solo tendré que detenerme, limpiarme el polvo lamerme las heridas y volver a levantarme para comenzar de nuevo.
No habrá preocupacion por no estar a tiempo pues, estaré a tiempo en nuevos encuentros. Estaré a tiempo incluso llegando tarde, tan seguro estoy, que quizá solo despierte mi interés el hecho de cúan diferente será la aventura en función de que momento elija.
Bastó que se mirasen, solo eso, ambos sabían que era una simple cuestión de elegir la coincidencia de las agujas del reloj. No creo que ninguno lo pensase, pero estoy seguro de que dos mentes no abrieron la puerta al sonar el timbre, no por miedo, sino por la creencia firme de que no era la manera de conservar ese artificio de estabilidad que habían diseñado. Pero se miraron, y fue esa unión de los ojos de los dos la que abrió la puerta sin que se dieran cuenta.
Seguramente a pesar del gran significado, mañana solo sea anécdota y pasado leyenda. Pero durante los segundos que detuvieron el tiempo no hubo más que eso, sus segundos.
No hay más, solo lo que realmente hay. Es tan sectario e infinito que ni yo puedo entenderlo al volver la mirada. Claro que, no necesito entender nada, solo he necesitado disfrutar de tantas historias como cuenten nuestras vidas. 

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