miércoles, 2 de junio de 2010

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Salgo despacio, casi casi mirando de soslayo, esperando oir esas palabras que no me he atrevido a reclamar. Me he ido, nunca dijeron esas palabras. Ahora miro atrás y pienso que quizá hubiera sido suficiente con haber pronunciado las mías, solo para intercambiarlas. Este es el retrato de como ocurren las cosas, de como les regalamos nuestras oportunidades a otros que ni siquiera conoceremos. Después viene lo que más nos gusta, volver la cabeza. Ya he visto pasar muchos trenes, casi me he acostumbrado pero eso no lo hace ni mucho menos más fácil. Cualquiera de nosotros viviendo el ahora quisiera regresar al ayer para decirse a sí mismo que estuviera atento y agarrara la vida tal y como pudo ser antes.
Como la de todos supongo, mi experiencia vital tiene algún que otro "podría haber sido"...Es una cuestión de expectativas, desde mi punto de vista, y es que normalmente solemos fijarlas en personas o en cosas que no dependen de nosotros. Es frustrante reconocer que no son las pérdidas las que te hacen hacer acopio de sensaciones negativas sino, ver que has construido algo sin una base. Has conseguido ilusionarte como si hubieras vuelto a ser un niño, pero ese niño te ha fallado, se ha equivocado...TÚ te has equivocado.
En realidad existen dos maneras de enfrentarse a esta puta existencia...por un lado ver que hay muchos posibles entre los cuales algunos son maravillosos, por otro lado no esperar que ocurra nada, fingiendo sorprenderte cuando en la mayoría de los casos eso es lo que ocurre, nada.
Pensar que nada ocurrirá como quisieras pensar que ocurriera no es algo positivo en si mismo, parece un paraguas antifrustración, aunque muchas veces es inútil. Yo me equivocado, he deseaado que alguien fuera quien yo quería, he tratado de hacerme entender que lo lógico es que tarde o temprano recibiría eso que ansiaba,he intentado,al darme cuenta de mi error, darle un enfoque diferente a mis exigencias, sin embargo no han dejado de decepcionarme(ya que en algún momento yo también le he concedido ese poder a alguien). El problema es que cuando te decepcionas a ti mismo tantas veces es como si las cosas que no llegan de los que están ante tí solo fueran una parte de eso que tu no te has dado.
Suelo decidir no intentar que la gente me guste, prefiero dejar que la gente que quiere gustarme lo consiga sin mi ayuda, ya que con ella seguramente acabaría en desastre.
Prefiero no mirar más allá del horizonte, y no quiero que nadie me cuente que hay en ese lugar. Con certeza, caminando veré qué hay más lejos de donde la gente se une al cielo. Esta ha sido otra artimañana más intentando sobrevivir en esta selva, en cambio, con lo negativo que parece puede que sea una de las pocas formas de vivir en paz contigo y con el resto de humanos.
Creo que si pienso en todas esas veces que la gente me ha sorprendido negativamente, automáticamente puedo pensar en alguna otra ocasión en la cual alguna persona me ha sorprendido para bien. Ahora me apetece volar. He conseguido permanecer sobre el agua, he conseguido no hundirme, he conseguido sonreir con franqueza mientras otros recogían mi testigo y hacían lo que algunos supusieron que haría yo, sin embargo, nunca estuve allí para hacerlo, a pesar ello todo fluye.

1 comentario:

  1. Lo que me queda que aprender de tí, maestro.
    Un abrazoo!

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