Esta es ya la tercera entrada que escribo en este blog, y lo que parecía iba a ser tan solo una de esas cosas que no consigo acabar, va tomando forma. Quiero pensar que lo que pongo en la pantalla de mi ordendador son solo palabras, es una historia, y no un relato autobiográfico emitiendo por capítulos...en caso de serlo me asaltaria una duda...¿la realidad es tal y como yo la describo o tan solo es así porque yo la veo de esa manera?
Ayer por la noche entablé una conversación con alguien por el que siento un inmenso pero inexplicable respeto, como algo que casi ya se ha convertido en una costumbre me hizo una pregunta de esas de no te enfades pero...
Una vez más me di cuenta de que me encuentro inmerso en una interminable huida, y que no me he detenido ni un segundo. No darse cuenta de que necesitas un descanso, de que hay gente con la que deberías hacer concesiones es algo para nada positivo. Recuerdo porque empezó todo esto, más bien recuerdo por qué empecé a huir conscientemente, aunque realmente lo llevo haciendo desde que me alcanza la memoria. Casi fue un alto en el camino, pero no, no pude dejar de escapar.
Así ha sido siempre, no mantener nada que se prolongara en el tiempo, a pesar de que abandonarlo me haría daño a mi y a todas esas personas que he driblado en mi camino hasta el momento actual. ¿Por qué? ¿No estaba todo bien? ¿Pero si ayer...? ¿Tú me dijiste que...? He escuchado muchas preguntas a las que no he podido responder, muchos silencios que yo mismo he buscado pero que ansiaba no encontrar.
Sentirse solo en algunos momentos no es un problema, lo que ocurre es que esa sensación que acaricia el interior de las personas no es algo estático, es algo que se intensifica por momentos y machaca cuando no tienes la fuerza suficiente para soportarte solo a ti. Es cuando persigues estar solo cuando la soledad golpea más enérgicamente, cuando sientes que existen vacíos que no puedes llenar aún cuando de alguna manera quieres salir de esa espiral en la que ni siquiera sabes como entraste.
Es precisamente eso, es que todo venga de lejos, que nada dure, es que no te des cuenta de que a pesar de sentirte solo, estar solo, viajar solo no estas solo pero realmente lo estás.
Uno no puede decidir estar solo, el hecho en sí no es una decisión absolutamente tuya. Todos los que están a tu alrededor tienen el derecho a reprenderte si es que intentas convertirte en un aislado. No caeremos en el tópico de que hay gente que te quiere y todo eso...va mucho más allá. Hay gente a tu alrededor a la que le aportas cosas de las que no se quieren desprender. Para la mayoría de la gente no eres más que otro sujeto más en su círculo... pero eres alguien con el que compararse, alguien que llena un hueco, alguien sobre el que recaerá la atención cuando ese otro quiera pasar desapercibido. Eres alguien incluso para las personas para las que no eres nadie y por eso no te dejarán estar solo aunque lo intentes desesperadamente y al mismo tiempo te inunde la más inmensa de las tristezas por estarlo.
Tú no decides, y cuando obvias esta simple cuestión te frustra el hecho de querer estar solo, y no poder sentirse así tan libre como te gustaría.
No se si estoy solo, pero si es verdad que lo he intentado, y en ese vano intento es cuando...
Hay personas que son capaces de transmitir tanto en unas cuantas palabras, frases o gestos que cuando conoces a alguien así no quieres que desaparezca de tu vida. Sigue tu aventura, persigue tus sueños.
ResponderEliminarEstoy impaciente por leer tu siguiente entrada.